¿Se imaginan una Europa en la que hubiese que producir 8.100 millones de cajas de plástico más y consumir 16.000 millones de litros de agua más tan solo para lavar la mitad de estos envases que deben ser reutilizados?

Este es el escenario del que podríamos ser protagonistas en 2040 si se le diese luz verde a una de las enmiendas que se acaba de presentar al Reglamento de la Comisión Europea sobre envases y residuos de envases (PPWR). Así lo confirman las últimas estimaciones de la Asociación Europea de Envases de Cartón Ondulado (FEFCO), en las que advierte que los nuevos objetivos de reutilización propuestos para todos los envases de transporte ese año duplicarán los envases de plástico que hoy en día hay en el mercado.

En paralelo, estaríamos hablando de más transporte, mayores emisiones de CO2 y un consecuente aumento de costes. Un reciente estudio sobre el impacto de la normativa de envases de la UE promovido por la Confederación Europea de Industrias del papel (CEPI) afirma que las emisiones de CO2 podrían aumentar hasta en un 160% y que el incremento de costes podría estar entre un 80% y un 130% debido al transporte y el lavado de más envases reutilizables.

Otras soluciones como las de cartón ondulado, un material totalmente renovable, altamente reciclable -de hecho, tiene una tasa de reciclado de más de un 90%, la mayor de Europa en cuanto a materiales envasados-, y biodegradable, se adaptan menos a la reutilización.

Pero, ¿realmente se trata de reciclar vs reutilizar o más bien de reciclar junto con reutilizar?

Quizás, y para no perder el Norte, conviene recordar el por qué estamos aquí y el espíritu del reglamento, que no es otro que reducir los residuos de envases en beneficio del medioambiente, la economía y la sociedad.

Soluciones

Esto hace que la búsqueda de soluciones que realmente minimicen el impacto ambiental y además satisfagan las necesidades de los consumidores de manera responsable es -y así debe seguir siendo- un deber para compañías como la que yo lidero. Pero también para toda la cadena de valor, las diferentes industrias -que me atrevería a decir que son muchas- y, por supuesto, para todos los órganos políticos en los que recae la responsabilidad de debatir enmiendas como estas. De lo contrario, el más perjudicado, será, sin duda, el consumidor final.

Enmiendas que entran en total contradicción con los objetivos de acuerdos tan importantes como el Pacto Verde, el Plan de Acción para la Economía Circular y las negociaciones en curso para un tratamiento internacional de plásticos; que, de salir adelante, pondrían en peligro los recientes éxitos en la reducción de residuos de plástico como la Directiva sobre plásticos de un solo uso.

No tiremos por la borda los éxitos cosechados durante la última década para tener un mundo más verde y azul.

Porque imaginar una Europa llena de toneladas y toneladas de plástico me sigue pareciendo impensable. Más, cuando la solución al dilema no tiene por qué ser excluyente, sino complementaria.

*Ignacio Sevillano, CEO Smurfit Kappa España, Portugal y Marruecos


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