La compañía guipuzcoana Smart Compo nace de la unión de diferentes empresas del sector industrial con un objetivo claro y una estrategia definida: aportar soluciones eficientes y tecnología robusta para la valorización de subproductos orgánicos. Nos adentramos en la compañía de la mano de Ariane Inza, para hablarnos de la visión y estrategia de la compañía.

 

Smart Compo se está consolidando gracias a la tecnología para compostaje que comercializa en exclusiva pero, ¿cómo nace la compañía? ¿cuál es vuestra filosofía, objetivos y sectores de actividad?

La compañía surge de la unión de tres pymes industriales del País Vasco, con iniciativa e inquietud para abrirse a otros mercados, que vieron el gran potencial de la tecnología japonesa COMPO.

Nuestra filosofía se resumiría en seguridad, calidad y compromiso. La seguridad es lo primero para nosotros, por eso garantizamos que nuestras máquinas cumplan todas las directivas europeas a rajatabla. En cuanto a la calidad, los equipos están diseñados y fabricados para una vida útil superior a 30 años. Por último, estamos muy comprometidos con nuestro trabajo, nuestros clientes y, por supuesto, con el medio ambiente.

Smart Compo trabaja para la valorización de residuos orgánicos, recursos valiosísimos que todavía se ven como un problema más que como una materia prima o una oportunidad, aunque está cambiando poco a poco. Uno de nuestros principales objetivos es impulsar ese cambio.

Como empresa, nuestro objetivo es liderar el sector del compostaje y, en última instancia, fabricar los equipos aquí.

Los sectores a los que nos dirigimos son tan diversos como lo son los diferentes residuos orgánicos: deyecciones ganaderas, lodos de depuradora, residuo orgánico urbano, … Y lo podemos hacer gracias a la gran versatilidad de los equipos que ofrecemos.

 

«La instalación del primer equipo en España demostró su gran capacidad de tratamiento de residuos, su sencillez de operación, y la gran calidad del equipo, superando las expectativas de rendimiento previstas»

 

 

¿Qué hitos destacaría de vuestra trayectoria?

Como hito principal destacaría la instalación del primer equipo en España, que demostró su gran capacidad de tratamiento de residuos, su sencillez de operación, la gran calidad del equipo y superó las expectativas de rendimiento previstas. A partir de ahí, hemos ido añadiendo algunas mejoras, por lo que el producto que ofrecemos actualmente es de mayor calidad. Por lo demás, los hitos están por llegar, dado que todavía queda mucho por avanzar en la valorización de los residuos orgánicos. Últimamente están surgiendo muchas oportunidades que esperamos resulten en proyectos reales.

 

¿Cómo se ha comportado el negocio de Smart Compo en los últimos tiempos?

El sector del residuo tiene sus complicaciones y avanzamos de forma lenta, pero segura. La tecnología presenta diferencias sustanciales respecto a sistemas de compostaje digamos convencionales, donde el residuo tiene que mezclarse con grandes cantidades de estructurante, etc. Por tanto, aunque la tecnología lleve 45 años en el mercado y haya más de 3.800 instalaciones en marcha tratando todo tipo de residuo orgánico con gran éxito, aquí está costando “convencer” de que los equipos funcionan y además ofrecen grandes ventajas. Me atrevería a decir que el sector muestra gran desconfianza porque ha habido muchos engaños anteriormente.

 

¿Qué soluciones están impulsando el negocio de la compañía? ¿Cuál es la estrategia de cara a los próximos años?

Hasta hace poco nos hemos centrado únicamente en el sector ganadero, ofreciendo una solución para la transformación del estiércol en fertilizante orgánico.

En los países vecinos está prohibido aplicar deyecciones ganaderas al campo sin un previo tratamiento. La razón es que tanto las deyecciones ganaderas como los fertilizantes minerales han generado serios problemas de contaminación de aguas y de emisiones de gases de efecto invernadero.

Los abonos orgánicos (compostados) ofrecen múltiples beneficios a los cultivos, al suelo y a su biodiversidad, como una mayor resistencia a plagas y sequías, y son una alternativa real frente a los fertilizantes minerales. Sé que suena al discurso bonito de siempre, pero es la verdad.

Creo que España necesita fertilizantes orgánicos más que cualquier otro país europeo por sus características particulares. En la página web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico podemos leer que “Según la CLD, las zonas susceptibles de sufrir desertificación son las áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas (…)” y más de dos terceras partes del territorio español pertenecen a estas tres categorías. Los abonos orgánicos son la clave para mejorar la situación de nuestros suelos agrícolas y tenemos enormes cantidades de materia prima, es decir, de residuos orgánicos.

Desde hace pocos años, estamos ofreciendo la solución también a otros sectores, como el residuo orgánico urbano o lodos de depuradora, impulsando una valorización de estos residuos a pequeña y mediana escala, para hacer el tratamiento lo más cerca posible de donde se generan y evitar transportarlos a grandes distancias.

Nuestra estrategia es seguir trabajando duro y mejorando en nuestra oferta de soluciones.

 

«Las soluciones Smart Compo aplicadas al residuo orgánico urbano o lodos de depuradora, impulsando la valorización de estos residuos a pequeña y mediana escala, permite el tratamiento lo más cerca posible de donde se generan y evita transportarlos a grandes distancias»

 

 

¿Qué valor diferencial aportan las soluciones de Smart Compo?

Sobre todo, garantía del buen funcionamiento, calidad y durabilidad de los equipos y la gran eficacia y control del proceso de compostaje.

Me gustaría destacar que es la única tecnología que puede transformar residuos orgánicos de alta humedad sin necesidad de añadir material estructurante, sin generación de lixiviados y en tiempo y espacio muy reducidos.

El hecho de no requerir la adición de estructurante significa que se reduce entre un 50% y un 70% el volumen de material a tratar; el producto final tiene una granulometría muy fina, facilitando la eliminación de posibles impropios y reduciendo significativamente el volumen de gruesos o de rechazo y; la planta necesita una superficie muchísimo menor y no requiere maquinaria para el tratamiento de este material.

En cuanto a los lixiviados, se trata de un residuo líquido muy contaminante y su recogida y tratamiento suelen ser muy problemáticos. Por lo tanto, el hecho de que no se produzcan es una ventaja relevante.

Por último, los equipos COMPO permiten tener un proceso estable y continuo durante todo el año, que se refleja en el producto final.

 

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¿En qué novedades trabaja la compañía de cara a los próximos meses? ¿Qué veremos en el futuro?

Estamos trabajando en temas auxiliares como el pre y post-tratamiento del material, cara a ofrecer una solución más completa. Asimismo, estamos investigando sobre soluciones para minimizar las emisiones.

 

¿Qué tecnologías o soluciones tienen más proyección de futuro en el sector desde vuestro punto de vista?

Según la última ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para la economía circular, la digestión anaerobia y el compostaje son las soluciones prioritarias para el tratamiento de residuos orgánicos. Asimismo, con la digestión anaerobia seguimos teniendo un digerido que habría que tratar mediante compostaje. Por lo tanto, estoy convencida de que las tecnologías de compostaje que permitan el cumplimiento de las nuevas normativas de residuos y de fertilizantes son los que tienen más futuro.

 

«Estamos convencidos de que las tecnologías de compostaje que permitan el cumplimiento de las nuevas normativas de residuos y de fertilizantes son los que tienen más futuro»

 

 

¿Qué proyectos destacados habéis desarrollado en los últimos tiempos?

Lideramos un Proyecto en Cooperación cuando instalamos nuestra primera máquina. En él colaboramos con toda la cadena conformando un proyecto de economía circular: la granja que genera el residuo, una empresa que dispone de una tecnología de granulación y una Cooperativa Agrícola que utilizó el abono orgánico producido en sus cultivos. El proyecto fue realmente interesante y los resultados superaron nuestras expectativas. El equipo demostró tener un rendimiento superior a lo calculado teóricamente y la producción del cultivo donde se aplicó el fertilizante orgánico resultó ser superior y de tamaño más uniforme.


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