Hace 25 años, en 1998, se aprobó en España una ley que impulsó el reciclaje de envases. Desde entonces, se ha producido un aumento significativo en la cantidad de envases reciclados en el país. Según datos de Ecoembes, en 2022 se enviaron a reciclar más de 1.600 toneladas de envases de plástico, metal, briks, papel y cartón, lo que supone un 3,6% más que el año anterior.
A lo largo de este cuarto de siglo, los ciudadanos se han convertido en los protagonistas del reciclaje. Sin embargo, todavía existen dudas sobre qué tipo de envases deben depositarse en cada contenedor.
Uno de los envases más comunes en los hogares españoles son las latas de conserva. Estas latas, generalmente hechas de aluminio, tienen la ventaja de poder reciclarse múltiples veces sin perder sus cualidades. Además, el proceso de reciclado de las latas de conserva es relativamente rápido.
Es por ello que es importante depositar las latas de conserva en el contenedor amarillo, destinado a los envases de metal. De esta manera, se contribuye al correcto reciclaje de estos materiales y se promueve una economía circular.
El reciclaje de envases no solo contribuye a la preservación del medio ambiente, sino que también tiene beneficios económicos y sociales. Al reciclar nuestros envases, reducimos la cantidad de residuos que acaban en los vertederos y evitamos la extracción de nuevos recursos naturales. Además, se generan empleos en el sector del reciclaje y se promueve una gestión sostenible de los recursos.
En conclusión, el reciclaje de envases es fundamental para promover la sostenibilidad y reducir el impacto ambiental. A lo largo de estos 25 años, se ha avanzado mucho en este ámbito, pero es importante seguir informando a los ciudadanos sobre qué envases deben depositarse en cada contenedor. Juntos podemos contribuir a un futuro más limpio y sostenible.
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