Cada vez más empresas han integrado la economía circular en el centro de sus estrategias comerciales. Para salir de la dinámica producir-consumir-desechar que genera una cantidad insostenible de recursos, una gran parte de fabricantes piensa en lo que ocurrirá al final de la vida útil de un producto desde el mismo momento de su concepción. Una transformación acorde con el creciente número de consumidores que exige artículos más respetuosos con el medio ambiente y también con el respeto de la evolución de la legislación.
En este contexto, el ecodiseño se presenta como una de las herramientas fundamentales para que las empresas avancen hacia un nuevo modelo económico, garantizando la circularidad de los envases, reduciendo su impacto medioambiental y facilitando su reutilización.
Los datos ya reflejan los progresos alcanzados en este sentido: en España, en los últimos dos años, las 2.093 empresas que forman parte de Ecoembes (la organización ambiental que coordina el reciclaje y el ecodiseño de los envases) han puesto en marcha 7.694 medidas, orientadas a reducir el impacto ambiental de los envases que comercializan, según recoge el último informe del VIII Plan Empresarial de Prevención (2021-2023) de esta organización. «Las medidas más aplicadas han sido las relacionadas con la creación de envases más fáciles de reciclar, la inclusión de material reciclado en su fabricación y la reducción de peso», explica Laura Marín, coordinadora de Ecodiseño de Ecoembes.
Otras medidas para avanzar hacia la economía circular que también están poniendo en práctica las empresas son una nueva concepción de los envases para un mejor aprovechamiento de los recursos, la eliminación de elementos o la compra a granel. También, en menor medida, la fabricación de envases reutilizables.
«Las medidas aplicadas van orientadas a la reducción de residuos y ése es el principal avance: que se está cada día más cerca del objetivo. Se reducen los envases que se ponen en el mercado, los materiales con los que están hechos y se facilita que puedan ser reciclados para tener una segunda vida, siendo origen o materia prima para otro proceso productivo», resume Laura Marín. Gracias a la implantación de estos avances de diseño sostenible, Ecoembes estima que se han ahorrado más de 62.500 toneladas de materias primas, lo que ha evitado la emisión de 992.798 toneladas de CO2 a través de la optimización de 4.654 millones de envases vendidos, según los autores del informe.
Las pymes han ocupado una posición de liderazgo e innovación en la aplicación de medidas (62%), un dato con importantes implicaciones también en ámbitos como el empleo. En este sentido, la implicación de las pequeñas y medianas empresas aparece como un signo especialmente positivo. En España más del 95% de las empresas son pymes, responsables del 90% del empleo; un reciente informe del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de la Fundación 1º de Mayo (F1M-ISTAS) de Comisiones Obreras y Ecoembes señalaba recientemente la oportunidad que supone la economía circular en las pequeñas y medianas empresas como motor para la creación de empleo.
Por tipo de actividad, el sector de la alimentación representa la parte más importante (51%), por delante de industrias relacionadas con cuidado personal y del hogar (16%) y de las relacionadas con el equipamiento doméstico (18%). Después vienen el sector textil y de la piel (8%) y las empresas de motor y ocio (7%), citados en la nueva normativa europea como áreas en las que los estados deben mejorar la circularidad de los productos. «En estos sectores poco a poco se van dando pasos para aumentar la sostenibilidad, se han aplicado soluciones que han reducido la huella energética y ahorro en el consumo de agua», apunta Laura Marín, que también señala que «la presión regulatoria no ha sido la misma en todos los sectores hasta ahora: el el envase y embalaje es uno de los más regulados en todos los aspectos: calidad, seguridad y, por supuesto, fin de vida».
Líneas de mejora
De acuerdo con la coordinadora de diseño de Ecoembes, la colaboración público-privada basada en la regulación específica ha sido el principal catalizador para llegar a nuevas soluciones e innovaciones. «No solo se piensa en el cumplimiento normativo, también en ir un paso más allá y diseñar el mejor producto desde el punto de vista medioambiental, sin olvidar su funcionalidad«. Desde Ecoembes subrayan el trabajo de las empresas españolas en los últimos 25 años para limitar el impacto ambiental de su actividad e integrar la sostenibilidad de manera transversal y efectiva en sus estrategias comerciales, lo que se ha traducido en la aparición de nuevos materiales, nuevas tecnologías de producción, de selección y de reciclado en toda la cadena de valor.
No obstante, como señala la nueva directiva europea, aún queda camino por recorrer para avanzar hacia una mayor implantación del diseño sostenible. «Hay muchos factores a tener en cuenta para salvar las barreras existentes, el primero -y fundamental- es la complejidad», explica Laura Marín. «Hay que mejorar toda la infraestructura integrando toda la cadena de valor: las soluciones de envasado son clave para llevar los productos que compramos en las mejores condiciones posibles y que además reduzcan el desperdicio alimentario y duren más tiempo en el lineal y en nuestras casas.
Por otro lado, está la concienciación ciudadana, que es clave, así lo hemos visto durante estos años. También hay una dificultad asociada a la gran cantidad de regulación que aparece día a día y que a veces no es homogénea en toda Europa o con criterios no totalmente definidos».
Serie de Economía Circular realizada en colaboración con la organización Ecoembes.
Pulsa aqui para ampliar la noticia