Málaga, Santander y Valencia estrenarán bancos sostenibles hechos con tarjetas de crédito y donados por el Banco Santander. Esto es posible gracias a que la entidad ofrece desde hace un año a sus clientes en España la posibilidad de entregar sus tarjetas de crédito o débito caducadas o deterioradas para someterlas a un proceso de reciclaje y transformarlas en mobiliario urbano, desde bancos hasta papeleras u otros elementos decorativos en parques o paseos marítimos. La entidad ya ha donado sus primeros 130 bancos, de los que 34 serán instalados en la ciudad de Valencia. Esta iniciativa forma parte de su apuesta por la economía circular y por continuar reduciendo su impacto medioambiental.
“Reducir el uso innecesario de plásticos y utilizar materiales sostenibles es un paso muy importante en la transición ecológica del banco. Con el cambio a las tarjetas sostenibles, reducimos nuestra huella de carbono y apoyamos nuestra ambición de alcanzar cero emisiones netas”, señalan desde la entidad financiera. Su presidenta, Ana Botín, siempre se ha declarado una firme defensora de la sostenibilidad. “Soy optimista, no solo sobre el futuro de Santander como banco, sino sobre nuestra capacidad para apoyar el crecimiento en España, así como en todos los mercados en los que operamos en Europa y América (…) Entretanto, seguimos integrando una banca responsable en nuestro día a día. Nuestra estrategia de ESG es clara y está respaldada por una sólida gobernanza, ayudándonos a aprovechar las fortalezas de nuestro negocio para hacer frente a los grandes desafíos globales, y a generar beneficios con impacto social”.
Banco Santander inició la transformación de tarjetas en mobiliario urbano en Portugal, mercado pionero en aplicar este procedimiento de procesado en 2021. En el país luso, donde la entidad elabora desde 2020 las tarjetas con material biodegradable, el grupo se asoció con Contisystems para desarrollar un proyecto de reciclaje de medios de pago en bancos, tarimas de piscina o elementos de paseos marítimos. Un equipo especializado de Contisystems las va recogiendo para destruirlas y convertirlas en virutas. Este material se entrega en Extruplás, empresa que lo somete a un proceso de transformación que origina mobiliario urbano listo para ser utilizado. De esta manera, da una segunda vida a las tarjetas y contribuye a la economía circular. España, Polonia y Reino Unido han sido los siguientes países en sumarse a este proceso.
En España, las primeras ciudades en recibir parte de este mobiliario han sido Málaga, Santander y ahora Valencia, tras los acuerdos alcanzados con las distintas administraciones. Por ejemplo, según la decisión del Gobierno de Cantabria, los bancos Santander formarán parte del Camino Santo Lebaniego; mientras que en Valencia, los 34 bancos fabricados con tarjetas recicladas se instalarán en zonas de nueva expansión de la ciudad, como en Malilla norte, en las calles Isla Formentera y Vicente Marco Mirando o en las inmediaciones del campo de fútbol municipal de Malilla, entre otras ubicaciones.
“Esta donación supone un paso más en el compromiso que mantenemos con la ciudad de Valencia y un claro ejemplo de economía circular y de nuestro esfuerzo por ser cada día un banco más responsable y reducir nuestro impacto en el medio ambiente”, señaló el director de Instituciones en la Comunidad Valenciana y región de Murcia de Banco Santander, José Miguel Lorente, durante la firma del acuerdo el pasado mes de septiembre.
La entidad declaró hace tiempo su intención de alcanzar cero emisiones netas de carbono en 2050, tanto para la propia actividad del grupo, que es neutro en carbono en sus operaciones internas desde 2020, como para todas las emisiones de sus clientes derivadas de los servicios de financiación, asesoramiento e inversión que ofrece el banco. Para ello, ha hecho pública una ambiciosa agenda con compromisos medioambientales.
Y el reciclaje de las tarjetas en mobiliario es un paso más en este camino. La operativa es sencilla. El cliente deposita su tarjeta caducada en el cajero automático y unos días después recibe un mensaje que le confirma que ha sido reciclada. Las tarjetas se convierten en materia prima para fabricar este mobiliario, junto con redes marinas recuperadas del fondo del mar, dando una segunda vida al producto. De momento, Banco Santander ha reciclado ya más de 769.000 tarjetas.
El objetivo es que en 2025 todas sus tarjetas estén fabricadas con materiales sostenibles, como el PVC reciclado y un sustituto derivado del maíz, en todos los países en los que opera. Solo en España ahorrará este año más de 22 toneladas de plástico de un solo uso y 360 toneladas de dióxido de carbono equivalente por la emisión de más de 4,5 millones de tarjetas de materiales sostenibles. Además, todas las tarjetas nuevas incluyen un identificador especial para facilitar la accesibilidad de los clientes con discapacidad visual. El banco, que cuenta con más de 30 millones de tarjetas, también se ha propuesto simplificar su oferta con la reducción de más del 30% de su gama.
Asimismo, para apoyar el proceso hacia una economía más verde, el grupo añadió una funcionalidad en su app y web con la que los clientes de la entidad en España pueden medir su huella de carbono a partir de las compras realizadas con sus tarjetas y recibos domiciliados y, si lo desean, compensarla apoyando proyectos sostenibles que tratan de evitar nuevas emisiones o absorber las ya emitidas, como por ejemplo iniciativas de reforestación en Extremadura y Teruel.
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