Publicado el
03 Julio 2024
La sostenibilidad ya no es una opción y, reflejo de ello, es cómo los ciudadanos están en pleno proceso de cambio de mentalidad debido a una mayor conciencia sobre el cuidado del medioambiente, lo que influye claramente en todos los sectores de actividad. Y el sector del embalaje no iba a quedar ajeno a esta revolución sostenible.
Porque el futuro de la industria es también el presente y, por ello, las compañías abogan por un mayor uso de materiales reciclados y reciclables, monomateriales y la puesta en marcha de acciones que requieren un menor consumo energético. El plástico supone el 85% de la basura en los océanos, lo que ha hecho plantear la viabilidad de seguir utilizando bolsas y envases de plástico. Utilizar alternativas más sostenibles ha pasado a convertirse en uno de los principales retos a los que nos enfrentamos. Por ello, el papel y el cartón están jugando un papel protagonista en el desarrollo de las estrategias de sostenibilidad de los negocios.
Este asunto lleva a transformar la visión tradicional del negocio hacia un modelo circular en el que nos preguntamos sobre la vida final de los embalajes, sus posibilidades de reutilización y el reciclaje de los materiales que se han empleado en su fabricación. Por este motivo, se debe apostar por soluciones totalmente sostenibles, que no impliquen la pérdida de la capacidad de protección del producto que contienen y que suponen la alternativa más sostenible a los embalajes menos respetuosos con el medioambiente.
Es cierto que el plástico tiene propiedades muy difíciles de sustituir, pero no quita que se apueste por opciones recicladas de este material y, si es posible, por alternativas más sostenibles como el cartón o el maíz, con el que se fabrican bolsas biodegradables.
Así pues, desde el sector debemos anteponer el uso de productos responsables certificados con etiquetas como la de Cadena de Custodia o FSC, por materias primas renovables, por reducir los residuos, etc., permitiendo a los consumidores tomar las mejores decisiones para el planeta.
Estos embalajes, además, inclinan la decisión de compra al ser respetuosos con nuestro entorno, proteger el producto durante el transporte y generar experiencias favorables. Un embalaje sostenible tiene mucha más influencia que las propias técnicas tradicionales de marketing, dando lugar a una valoración positiva de compra de los consumidores. Este es un buen momento para remar en la misma dirección, dando pequeños pasos hacia un consumo más sostenible, poniendo como prioridad que los clientes cada vez tienen una visión más amplia sobre la responsabilidad de sus compras.
Por eso, estimo que en unos 5 o 10 años podremos tener productos totalmente reciclados y reciclables y sin contenido de plástico. Pero para lograrlo, organizaciones y consumidores debemos caminar juntos para llegar al objetivo ‘Zero Waste’ con la ayuda de las instituciones públicas, que deben crear las nuevas políticas que den paso a una transición ecológica efectiva que defina el futuro de nuestro sector.
El sector del embalaje, más allá de producir productos menos agresivos para el medioambiente, también debe adoptar medidas como priorizar compras proactivas locales que limiten las emisiones de CO2 y acorten la cadena de suministro. En Embalajes RAJA®, por ejemplo, solicitamos a nuestros proveedores la firma del Documento de Compras Responsable y Desarrollo Sostenible, para que todos vayamos en la misma dirección de respeto y cuidado del medioambiente.
Planeta solo tenemos uno y aún estamos a tiempo de salvarlo. La posibilidad de cambio está en nuestras manos y contamos con las herramientas suficientes para facilitar el camino hacia un consumo más responsable.
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