El mundo está inmerso en un proceso de transición ecológica y descarbonización. Ya no solo a nivel europeo o nacional, el planeta necesita de avances para impulsar la protección del medio ambiente. Cada uno de los estados ha optado por una u otra solución energética para cumplir con la reducción de emisiones y los criterios de sostenibilidad marcados a nivel mundial. En el caso de España, gigantes energéticos como Moevela anterior Cepsa– ya han materializado en la práctica algunas de sus apuestas para avanzar en sostenibilidad y descarbonización, entre ellas el uso de SAF en la aviación. Pero, ¿qué significan las siglas SAF y que supone su uso para el medio ambiente?

Las siglas SAF corresponden al término inglés Sustainable Aviation Fuel, que literalmente se traduce como combustible sostenible para la aviación. En la práctica, el SAF es un combustible líquido que tiene las mismas especificaciones técnicas y características de calidad y seguridad que el queroseno pero que, como diferencia, es capaz de reducir entre un 80% y un 100% las emisiones de CO2 a lo largo de su ciclo de vida. Una diferencia clave para avanzar en descarbonización y sostenibilidad y dejar atrás los combustibles fósiles.

Una estrategia en la que los gigantes del sector de la energía han intensificado esfuerzos en los últimos meses. Moeve incluso ha dejado atrás su marca Cepsa, fundada en 1929 bajo la denominación Compañía Española de Petróleos, S. A., para reducir el uso de combustibles fósiles y apostar por nuevas opciones multienergía. A día de hoy, Moeve es uno de los grandes impulsores del SAF como combustible para los aviones que despegan o aterrizan en los aeropuertos españoles. En los últimos meses, la compañía ha ratificado varios contratos y acuerdos de colaboración con grandes aerolíneas nacionales para poner en marcha sus aviones con el combustible renovable de Moeve.

Y es que el SAF ya es una realidad. Este combustible líquido se puede utilizar en los aviones, del tipo que sean, sin necesidad de hacer cambios en los motores. Incluso puede mezclarse con el queroseno tradicional. La normativa permite, a día de hoy, su incorporación hasta en un 50% del depósito para poner en marcha los aviones con combustible sostenible. Un porcentaje que irá aumentando en el futuro más próximo en base a la norma europea.

El uso del SAF es obligatorio desde el 1 de enero

De hecho, desde el 1 de enero de este 2025 es obligatoria su incorporación a los aviones. Y es que, desde hace unos días, el queroseno convencional de los aviones debe incorporar, a menos, un 2% de SAF en su mezcla. Estos objetivos irán aumentando de forma gradual hasta alcanzar el 70% marcado para 2050. Dentro de 25 años, la mitad del combustible de los aviones deberá ser e-fuel, con un mínimo de un 35% sobre la mezcla total.

En función de la materia prima empleada y el proceso de producción, a día de hoy hay dos tipos de SAF en el mercado. Por un lado, el biocombustible SAF (bio-SAF), un biocombustible de segunda generación elaborado a partir de residuos orgánicos, y el combustible sintético SAF (e-SAF), producido empleando solo CO2 capturado e hidrógeno verde. Hasta aquí los requisitos y características técnicas del SAF como opción para descarbonizar el transporte aéreo a nivel mundial pero, ¿qué está haciendo España respecto a la producción de SAF?

España juega un rol clave en la producción de este tipo de combustible -como también lo tiene en otras grandes alternativas energéticas limpias como la fotovoltaica o la eólica- y, de nuevo, podría convertirse en un actor crucial para avanzar en la descarbonización del transporte aéreo a nivel mundial. La aviación representa, a día de hoy, el 2% de las emisiones globales de CO2 a nivel mundial. En la Unión Europea, este porcentaje es incluso superior y llega a representar alrededor del 3% de la huella de carbono, así como un 14% de las emisiones relacionadas con el transporte. Estas cifras y porcentajes, sumadas a la importancia que tiene el sector turístico en la economía española, hace que descarbonizar la aviación sea uno de los retos más importantes en los planes españoles de transición energética.

La importancia del turismo para España

La actividad turística en España representa un fuerte porcentaje de la economía, alcanzando un 12% del PIB nacional, un porcentaje superior en caso de zonas fuertemente dependientes del turismo como la costa. El sector se sirve especialmente de la llegada de visitantes extranjeros a los aeropuertos españoles, con nuevos récords en los últimos meses. Según los últimos datos, el 80% de los turistas extranjeros que llegan a España lo hacen en avión.

Con esta realidad sobre la mesa, el sector ya se ha comprometido a alcanzar las cero emisiones netas en 2050. Es en este compromiso donde emergen los combustibles renovables como la principal opción tecnológica para poner en marcha los aviones de forma sostenible. El SAF es, para Moeve, la “única solución viable” para descarbonizar el sector. A pesar de que su producción todavía enfrenta algunos desafíos, como la disponibilidad de materias primas o los todavía elevados costes en comparación al queroseno, el SAF se presenta como la única alternativa viable a día de hoy para descarbonizar el sector.

Por otro lado, el bio-SAF permite dar una segunda vida a residuos orgánicos que serían desechados, como aceites de cocina usados y otros residuos orgánicos, impulsando así la economía circular. La tercera de las ventajas del SAF es clave dado el contexto geopolítico actual. Y es que, gracias a la gran cantidad de materias primas disponibles para la producción de bio-SAF en España y, en un futuro próximo, también de hidrógeno verde para fabricar e-SAF, el potencial para aumentar la independencia energética nacional frente al resto del mundo es más que significativo. Conseguir la independencia energética se ha convertido en uno de los principales retos y objetivos de las diferentes potencias, especialmente tras el estallido de la guerra de Ucrania.

Políticas y uso de combustibles de aviación sostenibles en Europa. Fuente Moeve

El SAF generará 56.000 millones al PIB nacional en 2050

Además de ser una alternativa constatada frente al uso de combustibles fósiles en la aviación, el SAF presenta otros retos y oportunidades adicionales para la economía nacional. El crecimiento económico que prevé esta nueva industria representa un gran potencial para España, con la estimación de generar hasta 56.000 millones de euros de impacto en el PIB en 2050, dentro de 25 años. Asimismo, la industria del SAF lleva consigo la creación de nuevas oportunidades de empleo, con la previsión de crear alrededor de 270.000 nuevos puestos de trabajo en España de aquí a 2050.

España puede convertirse en líder en la producción de bio-SAF. A día de hoy, se estima un potencial técnico de producción de bio-SAF de 22 Mt y de 2,2 Mt de e-SAF en 2030, siendo solo una parte del potencial a nivel nacional en base al precio de la energía eléctrica renovable y, en consecuencia, también del hidrógeno verde. En base a criterios puramente medioambientales, se prevé que la demanda de SAF acumulada a 2050 será de 5,9 Mt en España, lo que equivale a una reducción del 60% de las emisiones de CO respecto a los niveles actuales.

En la parte negativa, la apuesta por el SAF en la aviación española cuenta todavía con retos a superar en los próximos años. El necesario aumento de los costes para cumplir con los objetivos del plan europeo ReFuelEU Aviation supone que España tendrá que hacer un importante esfuerzo económico hasta que las tecnologías SAF estén maduras en la práctica. Las previsiones de Moeve pasan por un sobrecoste acumulado hasta 2030 de 680 millones de euros frente al uso del queroseno como combustible tradicional de los aviones.

El sector privado pide más inversión y regulación

Asimismo, las grandes dificultades de acceso a las materias primas para la producción de bio-SAF es otro de los retos a los que debe hacer frente el sector. A día de hoy, las reservas de materias primas se encuentran dispersas y no existe todavía un organismo centralizado que facilite su gestión. En esta línea, desde el sector denuncian que la regulación a nivel nacional es todavía “insuficiente”. Y es que aún no hay una hoja de ruta diseñada para el desarrollo del SAF en la aviación ni existen incentivos, tal y como denuncian desde el sector, que puedan dar seguridad a los agentes productivos para apostar por la industria del SAF en España.

Por el momento, la última revisión del PNIEC ha incluido la futura aprobación de un programa de ayudas para el desarrollo de la tecnología, pero, de momento, el sector desconoce los detalles de la medida como tal. Entre otras, desde Moeve proponen la creación de un fondo anual de más de 300 millones de euros destinados al desarrollo de plantas de producción de SAF para, en esta línea, incentivar su consumo.

Los plazos marcados para el despliegue de esta tecnología suponen otro de los grandes retos a solventar por la industria. Aunque desde el sector aseguran que la capacidad productiva anunciada en España podrá satisfacer la demanda de SAF del país hasta 2030, gigantes como Moeve alertan que, a partir de ese año, la cantidad actual no será suficiente. En cinco años será necesario aumentar la cantidad de SAF disponible para poder seguir avanzando en la descarbonización de este sector.

Demanda estimada de SAF en España. Fuente Moeve

Moeve lidera el cambio

Moeve está inmersa en la producción y comercialización de SAF como alternativa energética sostenible al transporte de aviación. Pero no es la única. La compañía ha materializado diferentes alianzas empresariales en los últimos meses con los gigantes de la aviación, española y europea, para dotar de un combustible menos contaminante a los aviones que salen y llegan a los aeropuertos nacionales.

Moeve es una de las empresas que lidera el cambio junto a aerolíneas como Iberia, que reclama potenciar la colaboración público-privada para poder materializar la apuesta sobre el espacio aéreo. También otras aerolíneas como Vueling o el fabricante de aviones Airbus reclaman mayor acción pública para posicionar el SAF como una opción energética viable. Mientras que Iberia llama a la colaboración público-privada, Vueling apuesta por facilitar la creación de plantas de SAF, también a través de la financiación pública. Es más, llaman a aprovechar los fondos europeos de recuperación para avanzar en el desarrollo de esta alternativa para la aviación mundial. 

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