Uno de los síntomas del cambio climático es el aumento de la temperatura media de la Tierra, que hoy es 1,1° C más elevada que a finales del siglo XIX, antes de la revolución industrial. Una de las consecuencias es que vivimos en un mundo más cálido, con zonas donde el termómetro alcanza cotas que hacen difícil su habitabilidad.

En nuestro país todavía no hemos llegado a ese punto, pero año tras año se suceden olas de calor que dejan temperaturas que ya rozan los 45° C. En esas condiciones, la salud se ve afectada y pasar tiempo en la calle o realizando actividades al aire libre está completamente desaconsejado.

Para mejorar el clima urbano, en la Universidad de Sevilla han desarrollado un proyecto, que han bautizado como Life Watercool, con el objetivo es reducir la temperatura ambiente entre 3 y 5° C. Lo hacen generando aire frío a 28° C en un espacio acotado y creando “refugios climáticos”.

Refugios climáticos…

Para ello, han llevado a cabo tres intervenciones en la misma ciudad de Sevilla en las que el equipo investigador ha evaluado el sistema en diferentes entornos, tanto por el tipo de actividades que se realizan en ellos como por el perfil de las personas que los usan.

“Uno de ellos es una plaza de 180 m², donde hemos creado un oasis de 100 m² con una situación de confort térmico que ronda los 29° C, y en la que también hemos instalado bancos para que los vecinos puedan seguir usando este espacio como lugar de encuentro”, explica el corresponsable científico-técnico del proyecto y profesor titular de la Universidad de Sevilla, Jose Sánchez Ramos, durante una videollamada con D+I – EL ESPAÑOL.

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El segundo es un patio infantil de 150 m², donde los niños pueden salir a jugar o realizar ejercicio físico en los meses de más calor, ”algo impensable en Sevilla a partir del mes de abril», manifiesta el investigador. Para reducir la temperatura han diseñado un elemento “tipo pérgola” con un sistema que evita que el techo se sobrecaliente y se mantenga frío. “De esta forma creamos una burbuja donde no pasa el calor”.

El tercero de los sistemas se ha diseñado para un espacio más reducido, concretamente la marquesina de una parada de autobús. Sánchez Ramos confiesa que es el que más les ha constado sacar adelante. “La hemos rediseñado conservando la estructura original y añadiendo un elemento [un techo radiante] que permita el enfriamiento de la superficie”, describe. 

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Y siempre teniendo en cuenta las limitaciones indicadas por el Ayuntamiento porque se trata de un modelo que, para su construcción e instalación, ha de pasar por una licitación pública. “El objetivo era crear un modelo que se pudiera industrializar y meter en una cadena de producción, colocarlo en este tipo de mobiliario urbano y activarlo térmicamente”, aporta Israel Ortega, director de Field Service para las áreas sur y este de Europa, Oriente Medio y Asia en Uponor, durante la misma conversación.

Esta multinacional finesa, especializada en sistema de climatización, ha participado desde el principio en el diseño de la red y de los llamados refugios climáticos. Un desarrollo que se ha llevado a cabo íntegramente en su delegación en España.

…con agua de lluvia

En las tres estructuras el sistema controla la temperatura de forma autónoma. “Cuando detecta que hace mucho calor, produce aire frío y ella misma se regula”, asevera el coordinador del proyecto. “Hemos buscado inspiración en las diferentes técnicas que se han usado a lo largo de la historia para combatir el calor e incluso producir frío de manera natural a través del agua”.

El sistema Life Watercool se basa en una innovadora red con almacenamiento térmico, que puede alimentarse del agua de lluvia o de las procedentes de las depuradoras de la ciudad. Consta de más de 50 m³ de agua distribuida en dos depósitos enterrados bajo la rodadura de la calle. Por la noche se enfría de manera natural, y se usa durante el día para el control climático de estos tres entornos. “Incluso podría acondicionar de manera natural el colegio de primaria”, apunta Sánchez Ramos. 

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A la puesta en marcha del proyecto han contribuido, junto a la Universidad de Sevilla y Uponor, la Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla (Emasesa), la consultora Alten, el Ayuntamiento de Sevilla.“Hemos dado solución a la necesidad de conectar el sistema de almacenamiento con los elementos demandantes de agua fría de forma que se produzca una mínima pérdida energética”, afirma Ortega.

El objetivo del proyecto es hacer reutilizable la vida en las ciudades, en los espacios urbanos, más allá de los edificios. Y, de paso, sacar el máximo rendimiento a aquello que nos rodea para conseguir el mayor bienestar posible, en este caso, el agua.


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