Para nosotros, después de la descarbonización vendrá la economía circular o, como nos parece más apropiado llamarla, la economía del residuo. Y sin ser algo que se haya anticipado con claridad está empezando a convertirse en una realidad. De esta forma, inversores profesionales están tomando participaciones estratégicas en las principales compañías españolas de gestión de residuos. Por ejemplo, CPP Investments en FCC, Morgan Stanley Infrastructure Partners en Sacyr, Platinum Equity en Urbaser, Portobello Capital en Sacyr, o Schwarz Group en Ferrovial.

¿Ocurrirá igual en otros países? Estamos convencidos de que veremos un proceso similar. Pero, ¿por qué una industria de flujos de caja estables, pero de baja rentabilidad, está cobrando importancia ahora? La respuesta la podemos encontrar en los siguientes tres factores.

La economía española se encuentra retrasada en la gestión de sus residuos frente a muchos de sus vecinos europeos.

En primer lugar, en abril de 2022 se publicó la nueva ley española de residuos y suelos contaminados para una economía circular. A pesar del enorme avance que implica, la economía española se encuentra retrasada en la gestión de sus residuos frente a muchos de sus vecinos europeos. A modo de ejemplo, en España cada persona genera al año 400 kg de residuo municipal, mientras que en Alemania genera 600 kg. Sin embargo, en Alemania se recicla el 70% de este residuo y en España solo el 30%.

Por otra parte, debemos recordar que el objetivo de la Unión Europea es reducir el residuo municipal arrojado a vertedero prácticamente a cero en 2035. Para ello, será necesaria la creación de nuevas empresas que se encarguen de su selección y tratamiento. El valor económico y la generación de empleo de esta industria del residuo será formidable. Se desarrollarán nuevas tecnologías de separación y gestión de los residuos para actividades como la electrónica, el textil, los plásticos, y la construcción. Al mismo tiempo, esperamos la puesta en marcha de avanzadas plantas de incineración que maximicen la captura del carbono emitido.

Finalmente, el residuo se está convirtiendo en un elemento clave en las estrategias empresariales para la generación de calor a bajo coste o la producción de biocombustibles. En otras palabras, gran parte del residuo dejará de serlo y se convertirá en un recurso, y en lugar de pagar por su gestión se abonará para obtenerlo de manera estable. Por ejemplo, en España existen ya más de 100 nuevos proyectos, en diferente estado de desarrollo, que están apostando por el biogás.

Como conclusión, en nuestro camino hacia la sostenibilidad debemos ir preparándonos porque después del Net Zero llegará el Waste Zero.


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