La tecnología ha conseguido hacer realidad el sueño de Ícaro. Gracias a la aviación comercial, el ser humano ha podido llegar a conocer el mundo en toda su extensión, viajando de forma rápida, cómoda y segura. Lugares de los que solo sabíamos a través de los libros se hayan hoy a nuestro alcance. El éxito actual del avión, por encima de otros medios de transporte, lo confirman los millones de personas que transitan por los aeropuertos nacionales e internacionales (el pasado julio, por ejemplo, hubo 29,8 millones de pasajeros en nuestro país, según el último informe del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana). 

Pero en el contexto contemporáneo de lucha contra el cambio climático, debemos preguntarnos: ¿cómo hacer compatibles los múltiples beneficios que la aviación supone para nuestras vidas con la necesaria salvaguarda de nuestro planeta? El Combustible Sostenible para la Aviación (SAF, por las siglas en inglés de Sustainable Aviation Fuel), un tipo de combustible alternativo a los habituales fósiles, se ha posicionado, en la actualidad, como el instrumento más eficaz, realista e inmediato para la descarbonización del sector aéreo.

Los combustibles sostenibles pueden utilizarse ya sin necesidad de modificar ni las infraestructuras del aeropuerto ni los aviones, que están certificados para utilizar un 50% de SAF

Los combustibles sostenibles pueden utilizarse ya sin necesidad de modificar ni las infraestructuras del aeropuerto ni los aviones, que están certificados para utilizar un 50% de SAF

IBERIA

El grupo de aerolíneas IAG –al que pertenece Iberia– ha sido el primero en el mundo en comprometerse a alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Antes, concretamente en 2030, reducirá sus emisiones un 20%. Para que esto sea posible, en los próximos 20 años, el grupo invertirá cerca de 900 millones de dólares en este combustible, mediante la compra a la firma estadounidense Gevo de 6 millones de galones por año, para su suministro en los aeropuertos de Los Ángeles y San Francisco. Un ejemplo de las dificultades de producción y suministro que existen en Europa. “El problema de este tipo de combustibles es la escasa producción que existe a día de hoy. Con las actuales infraestructuras apenas se puede cubrir menos de un 1% de la demanda a nivel mundial por lo que es necesaria una producción a gran escala”, como ha explicado Teresa Parejo, directora de Sostenibilidad de Iberia. 

El apoyo e incentivo de las Administraciones públicas, tanto nacionales como europeas, es fundamental “para acelerar la producción de los combustibles sostenibles. En Estados Unidos han puesto en marcha una normativa que favorece la producción de SAF a precios competitivos, lo que ha provocado que la elaboración se esté concentrando allí”, señala. En nuestro país, Iberia ya ha alcanzado acuerdos con las principales petroleras para promover la producción de este combustible. Además, la aerolínea ya ha realizado con éxito los primeros vuelos demostrativos, tanto en el mercado doméstico (en Bilbao, en octubre de 2021) como en vuelos intercontinentales (Dallas, San Francisco y Washington, en junio de 2022). 

En nuestro país, Iberia ya ha alcanzado acuerdos con las principales petroleras para promover la producción de este combustible

El SAF es la respuesta más viable al reto de aminorar las emisiones de gases de efecto invernadero en los vuelos de corto, medio y largo radio. Su utilización puede reducir entre un 60 y un 100% las emisiones de CO2 del combustible, en términos de ciclo de vida (es decir, desde su producción hasta su consumo). El SAF puede ser orgánico (aquel que se produce a partir de aceites vegetales, grasas animales, biomasa u otros residuos, como los agrícolas) o bien sintético (el que se genera a partir de la captura de CO2 mediante el empleo de hidrógeno verde). Una de sus grandes ventajas es que, se trata de una tecnología drop in, ya que, para su uso, no requiere modificar ningún mecanismo de los aviones ni de las infraestructuras de los aeropuertos. 

Los aviones actuales, de hecho, ya están certificados para funcionar con hasta un 50% de estos combustibles de origen sostenible. Por todas estas razones, la puesta en marcha de una nueva industria del SAF puede ser una gran oportunidad para España, para generar riqueza y crear nuevos empleos. Nuestro país cuenta con todos los elementos necesarios para producir los dos tipos de combustible. Según Parejo, España puede convertirse en una gran potencia productora de SAF: “En primer lugar, cuenta con una enorme riqueza en residuos forestales, agrícolas y ganaderos, que son los que se emplean para producir el SAF biológico. Y, además, va camino de encabezar la producción de hidrógeno verde que, entre otras cosas, se utilizará para fabricar SAF sintético”.

OPORTUNIDAD PARA LA ESPAÑA RURAL

La apuesta por esta modalidad de combustible también depara grandes noticias para la España rural, que puede ser la gran beneficiada de su uso generalizado, ya que es en este ámbito donde se ubican los residuos necesarios para la producción del SAF biológico. El proceso de descarbonización de la aviación española precisará de 5 millones de toneladas de SAF al año en 2050. Según un estudio realizado por PwC, si se reparten por todo el territorio nacional entre 30 y 40 plantas de producción, España sería capaz de cubrir toda su demanda. Se calcula que el impacto en el PIB de la construcción y puesta en marcha de unas 32 plantas de producción sería de 56.000 millones de euros hasta 2050. Esto se traduciría también en unos 270.000 nuevos puestos de trabajo. 

Actualmente, la producción de SAF es escasa en comparación con la demanda, lo que puede suponer una gran oportunidad para nuestro país. Parejo cree que España debe aprovechar su liderazgo en energías renovables para “impulsar una nueva industria de este tipo de combustibles que sirva para descarbonizar el transporte aéreo de manera inmediata y con proyección futura”. La directora de Sostenibilidad de Iberia está convencida de que la producción de SAF contribuirá a crear “un nuevo modelo de negocio con miles de puestos de trabajo de calidad”, y también servirá para generar “cohesión social y territorial” y “tener independencia y seguridad energéticas”. Lógicamente, esto requiere del esfuerzo de todos los actores implicados en movilizar los fondos necesarios para poner en funcionamiento las plantas de producción. Como afirma Parejo, “la sostenibilidad no se puede abordar de manera individual o aislada. Esto es un trabajo de todos”. 

La producción de SAF creará más riqueza y puestos de trabajo, dinamizará el mundo rural y favorecerá la economía circular

La envergadura de este proyecto requiere de “alianzas público-privadas; en particular, de las empresas productoras con el Gobierno y con las Administraciones locales y autonómicas”, añade Parejo. Las ventajas de esta cooperación son innumerables, desde la posibilidad de reducir el impacto de CO2 y favorecer la economía circular a hallar una solución inteligente al creciente problema de la gestión de residuos que ahora pasaría a transformarse en una nueva oportunidad de negocio.


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