La soberanía energética, a la que apelan políticos de uno y otro color cuando el discurso se entona entorno a la transición energética y el cambio climático, a Guillermo Escrivà, investigador de la Universitat Politècnica de València (UPV), solo le consta que se de en España en la isla canaria del Hierro.
Por eso cuando explica el proyecto de Aras de los Olmos, pueblo de la serranía valenciana, matiza que el suyo sería «el primero, pero de la Península Ibérica, porque la idea de que todo lo que consume el municipio sea generado por fuentes renovables y con la intención de desconectase de la red, dentro de la Península no la hay”. En El Hierro el proyecto de autoabastecimiento energético se empezó a gestar en 1997, pero no fue hasta 2015 cuando la central de Gorona del Viento empezó a generar toda la electricidad de la isla mediante el uso de energías renovables.
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Con esa referencia trabaja Escrivà y su equipo y hasta él llegaron de Aras de los Olmos para pedir ayuda. Lo explica Mutaz AlAjami, ingeniero industrial y gerente de la distribuidora local en el municipio. Todo se remonta a 2017, cuando una intensa tormenta dejó al municipio sin luz durante casi 38 horas. “El municipio es final de línea, por lo que solo recibimos la energía desde un punto y cualquier avería en la subestación nos deja sin suministro”, explica AlAjami, también responsable del proyecto de renovables de Aras de los Olmos.
Ante esa coyuntura, que se repite con frecuencia, pensaron que debían buscar una alternativa y perseguir su soberanía energética. El alcalde, Rafael Giménez Chicharro (PSPV-PSOE), el mismo entonces y ahora, apostó por el proyecto. “Dependemos básicamente o de Iberdrola o del tiempo, y en el siglo XXI eso no puede ser, por eso empezamos a mover ficha con la universidad”, explica. Crearon la comunidad energética local y empezaron a buscar soluciones.
Dependemos básicamente o de Iberdrola o del tiempo, y en el siglo XXI eso no puede ser»
Así se dio la sinergia entre el municipio y la UPV. Escrivà y su equipo estudiaron la propuesta, vieron la viabilidad y les ayudaron a definir el tamaño de las fuentes de energía, ya que la dimensión de las plantas condiciona (y mucho) la financiación. En el camino, el Ministerio de Ciencia presentó una convocatoria de ayudas a proyectos de investigación y Escrivà vio la oportunidad de ensayar la propuesta de Aras de los Olmos a través de una investigación propia, por lo que la investigación, pionera en España y financiada con fondos Next Generation de la Unión Europea, está impulsada por el grupo GEDER de personal investigador perteneciente al Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería Energética de la UPV.
Financiado con fondos Next Generation de la UE, el proyecto de la UPV está impulsado por el grupo GEDER de Ingeniería Energética
Así surgió Inasolar, que estudia la coordinación entre las diferentes plantas que podría construir la población para conseguir su objetivo. La manera, una réplica a pequeña escala en el edificio de los departamentos de Ingeniería Eléctrica y Mecánica y de Materiales de la ETS de Industriales del campus de Vera, donde trabaja e investiga Escrivà. En la terraza han ubicado instalado placas fotovoltaicas, un aerogenerador pequeñito de 1KW –“que podría dar energía a una estufa”-, una planta hidráulica que representa la central, con dos depósitos de 500 litros que generan electricidad con mini turbinas; y en vez de una central de biogás, que “es muy engorroso, hemos utilizado un grupo electrógeno que replica una futura central de biogás. Hemos intentado que funcionen solas, que se puedan desconectar de la red”, detalla el investigador.
Con una comunicación fluida entre la localidad y la Politècnica, el proyecto es una ambiciosa propuesta que, cree Escrivà, podría replicarse en pueblos de idéntico tamaño. Para que funcione, insiste, es fundamental un análisis de los recursos naturales disponibles: “En Aras de los Olmos hay viento, la energía solar es fija, el río está cerca y la planta de biogás contaría con materia prima porque en el pueblo hay diversas granjas”. Además, recomienda coordinar el tipo de plantas que se instalan, explica, para que las haya de energía almacenable (agua y biogás) y de no regulable (sol y viento).
La localidad ha construido ya la planta solar y aspira a encontrar financiación para la de biogás
Mientras, en Aras de los Olmos han finalizado la construcción de su planta solar, financiada por los fondos de compensación del plan eólico del IVACE. La misma tiene dos objetivos, por una parte mejorar la calidad de los suministros -“en caso de averías tener nuestra luz”, explica el técnico municipal- y, en segundo lugar, tener un precio de luz más económico. Esperan que en octubre pueda estar en marcha. “Tenemos esperanzas”, comenta.
Después de tres años de trámites, ahora se focalizan en la planta de biogás, que proyectaron en su momento para el periodo 2021-2022 aunque luego las dificultades de financiación, pues son 3 millones de euros, han retrasado esas expectativas. “Este proyecto apuesta por la economía circular, ya que aprovecharemos los purines de las granjas de animales, los restos de poda de las limpiezas del bosque, generando luz y abono para los vecinos y creando puestos de trabajo y energía renovable”, detalla Mutaz AlAjami. La necesidad de independizarse energéticamente la prueban durante el año pero la confirman en verano, cuando la población flotante aumenta considerablemente (de los 380 empadronados a los 2.500 vecinos) y el suministro eléctrico también se tensiona. Un reto que se han empeñado en conseguir.
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