La legislación, entre los baches que frenan la economía circular en Córdoba – ABC de Sevilla

Entre los frenos que encuentra la economía circular figura la legislación, que introduce una fuerte carga administrativa en la labor diaria de las plantas. Pedro de Toro lo calificó como «éxtasis legislativo» en el tema medioambiental: «Es constante la aprobación de leyes, reales decretos y decretos que modifican decretos y no dejan tiempo para implantarlos en el día a día. Reclama que los legisladores escuchen a los sectores empresariales para poner objetivos y plazos realistas».

Y recordó que Andalucía por esta causa ha perdido muchas veces inversiones y generación de empleo. Percibe avances en el diálogo con la administración regional y cree que la administración local también puede sumar.

El gerente de Sadeco indicó que «la legislación nos empuja a un precipicio de cumplimiento sí o sí», a veces sin medios para conseguirlo. Y a paradojas como la del quinto contenedor, que supondría un paso atrás en lo ya logrado en Córdoba con los cuatro contenedores.

El papeleo para los traslados de residuos implica demasiado tiempo diario de los trabajadores mediante la plataforma virtual Sira.

Jesús Coca, también profesor de Derecho Administrativo, apuntó que «la sociedad y los hechos van más rápido que la propia legislación, por lo que está en continuo cambio». Por ello es labor de la Administración reducir las trabas burocráticas, algo que la Junta de Andalucía está abordando.

Francisco Bernal echa en falta «legislar con cabeza», con conocimiento, pues implica a consumidores, productores, vertederos y recicladores. En el sector del plástico tienen sobre la mesa «desafíos imposibles de cumplir».

La norma del plástico de un solo uso se publicó el 27 de diciembre para entrar en vigor el 1 de enero: «No va a mejorar la cantidad de plástico reciclado, simplemente lo grava» y, a su juicio, «va en total contradicción con la Ley de seguridad alimentaria». Otra limitación que encuentra la economía circular del reciclaje son los costes económicos.

Francisco Ruiz, gerente de Sadeco, precisó que «la economía circular es más cara que la economía lineal para las empresas porque hay que aplicar nuevas tecnologías y supone inversiones», así como buscar que no repercuta en la economía doméstica de los ciudadanos. Ahí entra en juego la concienciación, con la paradoja de que parece máxima, pero «el nivel real del día a día es más dudoso».

Francisco Javier Romero, de Recuperaciones Diego Romero, y vicepresidente de la asociación Agresur, que representa a 40 empresas de Andalucía, explicó que en las ocho décadas que acumula su firma, convierte los residuos en una materia prima y su eje es el reciclado.

Trabaja con residuos de valor positivo y con fundiciones, y se procura que no vayan a vertedero. En Europa su sector ya tiene infraestructura creada para no acudir a los recursos naturales: el hierro ya es reciclado, y el cobre y y el aluminio también.

Detalló Romero que la innovación permite «separar los plásticos por polímeros, triturarlos; al aluminio le sacan el hierro y por rayos X lo están clasificando por color. Muchas plantas tenemos una pistola que analiza el compuesto material que lleva».

Por su parte, Francisco Bernal especificó que de plásticos hay 12 tipos, y todos se combinan unos con otros porque el principal objetivo es proteger al alimento. Las tecnologías de separación, clasificación están avanzando, «pero llevamos con un Perte de economía circular bloqueado año y medio que no sale y tenemos proyectos parados».

En otros ámbitos están por crearse las infraestructuras de la economía circular y llegará el día en que se amorticen.

Emacsa está inmersa en el tanque de tormentas, depuradoras, nuevas canalizaciones y la colaboración con la Universidad. Y apuesta por el agua regenerada para volver a utilizar el agua depurada para uso industrial o de riego, con un coste de 30 millones de euros en Córdoba para lograr la autosuficiencia hídrica. Es la primera ciudad de España que regula el plan de gestión de agua reutilizada dentro del plazo dado los próximos 10 años.

Jesús Coca remarcó que el Ayuntamiento de Córdoba, «con Sadeco y Emacsa, está a la vanguardia de economía circular» porque se consigue biometano para los autobuses con el compost. Unas veces se logran combustibles (biometano, hidrógeno) y otras, la recuperación de la materia orgánica fermentada va para fertilizante.

Así mismo, Pedro de Toro indicó que «Andalucía es una de las comunidades pioneras junto a Cataluña y País Vasco en el tratamiento del RCD (escombros) y la utilización como árido reciclado». Puso el foco en que «las empresas asumen el sobrecoste de la economía circular porque tiene ventajas adicionales: la responsabilidad social corporativa, los certificados de ecología que tienen los productos, los clientes o proveedores nos piden certificaciones».

Todos los ponentes de la mesa coincidieron en que Córdoba es pionera en este campo de la economía circular incluso antes de tener este nombre, con la separación de basuras desde el año 1994 (cuando hay ciudades que se están iniciando en el proceso) y la elaboración de compost.

La filosofía de Sadeco, en sus más de 30 años de existencia, es «que no haya desperdicio de ningún tipo, ni material, ni económico, ni de recursos humanos y cada uno puede aplicarla en su día a día. Y en nuestro caso es la búsqueda de desperdicios cero de los desperdicios de los vecinos de Córdoba», según Francisco Ruiz.

SP Group está dedicado al envase alimentario, del que la mayor parte es de un sólo uso, «que es donde está el ataque ahora mismo de la reducción de residuos de la economía circular».

La clave es darle esa segunda vida al desperdicio, «intentamos reducirlo al máximo, pero siempre hay una parte que no se puede reducir ahora mismo y a esa parte se busca darle una segunda vida, que no tiene por qué ser lo mismo de antes. «Un envase de plástico puede tener mil vidas como muebles de plástico de jardín, perchas, bolsas de basura», ilustró Bernal.

Recordó que la economía circular ha venido tras la de la revolución industrial (consumir, producir y tirar), pero ya se daba en etapas previas. Bernal incidió en que falta aún en muchos sectores, como el de los electrodomésticos, la «ecoconcepción: fabricar productos pensando en cuál va a ser su final».