¿Cómo conseguir que toda la cadena de suministro, desde la materia prima hasta al cliente final, sea sostenible? Este parece ser el quid de la cuestión para las empresas que trabajan en hacer más sostenible y circular su actividad y sus procesos de producción; y, por ello, centró buena parte de la mesa de expertos de Economía Circular durante la primera jornada de EXPANSIÓN GreenWorld en la que participaron expertos de varias empresas de referencia.

Para la directora de Planificación Estratégica, Reputación y Sostenibilidad de Mahou-San Miguel, Beatriz Herrera, conseguir que toda la cadena de suministro sea circular es, sin duda, «un gran reto, pero estamos en el camino». El grupo cervecero ya realiza un 95% de las compas locales, la mayoría de la producción está localizada junto a las zonas de mayor consumo, utiliza paneles fotovoltaicos y será carbón netura en 2026. «Nos estamos adelantando a la normativa haciendo fuertes inversiones pero es un gran reto porque requiere de la colaboración de toda la cadena de suministro».

En la misma línea, Carles Navarro, el director general de la multinacional BASF, explicó que la circularidad es clave en la industria química porque consume materias primas finitas. La empresa está en plena transformación para pasar a de energías fósiles a renovables y de materias primas finitas a circulares. «Esto permite que nuestros clientes tengan también menos impacto en su actividad». Asimismo, explica, trabaja con 7000 proveedores a quienes también exige que vayan reduciendo el impacto ambiental de sus productos.

Para Javier Fenández, director general de Bag-in-Box & Spouted Pouch de SIG, especializada en soluciones de embalaje, la sostenibilidad se aplica en dos vías fundamentales: con la reducción de desperdicio alimentario y con la utilización de envases de menor impacto. «Y no lo podemos hacer solos, necesitamos de los clientes, proveedores, asociaciones, ONG, etc».

Rentabilidad

Otro de los debates más frecuentes sobre la economía circular , y la sostenibilidad en general, se refiere a su rentabilidad. A si compensa a las empresas realizar esas grandes inversiones para hacer sus procesos de manera más circular. Los tres ponentes coincidieron a que no sólo es rentable, sino indispensable en el mercado actual. «Hay una maquinaria que hace que no puedas no estar si no lo haces. No ser sostenible hace que te quedes fuera del mercado», comentó la directora de Planificación Estratégica, Reputación y Sostenibilidad de Mahou-San Miguel, quien puso como ejemplo la planta de biomasa que la compañía está construyendo en sus instalaciones de Alovera (Guadalajara). «Si bien estas acciones tienen un coste alto en tres o cuatro años se amortiza la inversión y además conseguiremos reducir la compra de materia prima».

El director general de BASF reconoció que, aunque la sostenibilidad aún no es rentable en la industria química, por la escasa disponibilidad de materiales reciclados, «el planeta o será sostenible o no será», añadió. En su opinión, para conseguir esa rentabilidad habría que incentivar legislación «que premie con incentivos positivos a quienes lo hacen bien y penalizar a los que siguen haciéndolo con tecnologías ya superadas».

El director general de Bag-in-Box & Spouted Pouch de SIG fue más allá: «no hay vuelta atrás, no nos planteamos otro escenario. Hay que hacerlo de manera positiva y económicamente sostenible. A nivel nacional y europeo estamos a la vanguardia pero necesitamos que la legislación nos acompañe».


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