En la aislada ciudad kuwaití de Al Salmi, en los yermos y extensos desiertos al suroeste del país que se extienden hasta la frontera saudí, los trabajadores de tres jóvenes empresas desmenuzan poco a poco un mar de millones de ruedas usadas. Son los restos de lo que los titulares internacionales describieron como uno de los mayores cementerios de neumáticos del mundo, que llegó a acumular más de 42 millones de ruedas usadas. En los últimos años, se han llevado a cabo acciones para eliminar el peligro para la seguridad y el medio ambiente que suponía este vertedero, situado a unos 160 kilómetros al este, en Rahiya. Pero la actuación también ha dejado al descubierto las enormes lagunas del país en el ámbito del reciclaje.

Kuwait, uno de los Estados más ricos del mundo per capita, en el que un individuo produce el doble de la media mundial de basura, ha avanzado muy poco en sus técnicas de gestión de residuos, que datan de hace décadas, debido a la parálisis política del país. A principios de mayo, el gobernante kuwaití, el emir Mishal al Ahmad al Sabah, disolvió durante cuatro años el Parlamento, el único elegido democráticamente en una monarquía árabe del golfo Pérsico, alegando la “intromisión” de diputados en los poderes del jefe de Gobierno “e incluso del emir”. La decisión se produjo en un contexto de constante confrontación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, dominado en los últimos años en gran parte por los islamistas.

Según un documento oficial sobre inversiones en Kuwait de 2021, únicamente se recicla el 21% de los residuos sólidos del país, mientras que el resto se arroja en vertederos, lo que provoca contaminación y riesgos para la salud. El dilema de los neumáticos desechados ha puesto de manifiesto los problemas en este campo.

En el país viven 4,27 millones de personas, con temperaturas que se cuentan entre las más altas del mundo, lo que provoca una gran dependencia del automóvil para el transporte. Ante la falta de una política de reciclaje, las ruedas usadas se tiraban en una superficie de unos dos millones de metros cuadrados rodeada de urbanizaciones, en Rahiya, a unos 35 kilómetros de la capital y a solo siete de un barrio residencial. A lo largo de los años, se han producido varios incendios en el vertedero, uno de ellos, en 2012, tan grande que se podía ver desde el espacio. Tras otro fuego en abril de 2021, cuyos vídeos se hicieron virales, el Gobierno puso en marcha medidas para acabar con el cementerio. “Era también un criadero de insectos y roedores, lo que aumentaba las amenazas para la salud”, explica Mohammed al Sayegh, profesor de Ciencias Ambientales.

Los trabajos comenzaron con la limpieza del vertedero y su traslado a la lejana zona de Al Salmi, en una operación que duró cinco meses y que necesitó 44.000 viajes en camión. Para ello, el Gobierno implicó al sector privado, concediendo licencias a varias empresas para instalar centros dedicados al reciclaje. Ambientalistas y ejecutivos de estas compañías afirman que el país, aún novel en el reciclaje de residuos, ha avanzado mucho, pero que la falta de normativas adecuadas está frenando un mayor progreso.

Desde septiembre de 2021, las compañías que trabajan en Al Sami han empezado a reciclar unos 60 millones de neumáticos, sumando a los provenientes de Rahiya los traídos desde otros puntos del país. “Hay tres plantas con una capacidad cada una de entre 2,5 y 5 millones de neumáticos al año. Aproximadamente la mitad se recicla o se exporta tal cual”, explica Barrak Aldugishem, director general de Kuwait Recycle Company, una de estas firmas. Uno de los planes es obtener combustibles derivados de neumáticos usados, pero el proyecto, reconoce, está “en fase inicial”. Y añade: “Tenemos planes que van más allá, pero sin una política clara de recogida de neumáticos que garantice un suministro constante, no podemos arriesgarnos a invertir más dinero en el proyecto”, señala por teléfono, refiriéndose al proceso por el que su instalación transforma las ruedas usadas en combustible.

El profesor Al Sayegh añade que, sin una estrategia global para la gestión de residuos, las ruedas usadas seguirán amontonándose en lugares aleatorios. “Los centros de reciclaje que se han creado no son lo bastante eficaces. Es necesario invertir en plantas de pirólisis [que transforman el caucho en aceite, que a su vez puede venderse a cementeras y hornos industriales como fuente de energía, o como carbono negro recuperado, similar a la ceniza, utilizada en diversas industrias] y crear centros de reciclaje en todo el país que sean capaces de convertir los neumáticos de forma muy eficiente en productos con valor económico”, asegura. El grupo medioambiental Green Belt ha arremetido repetidamente contra la gestión de la Autoridad Pública de Medio Ambiente, argumentando que trasladar el cementerio simplemente reubica la crisis.

Oportunidad económica

Pero la motivación para mejorar la gestión de los residuos no es solo medioambiental. Según un estudio académico de 2014, la falta de una estrategia de reciclaje en Kuwait costaba al país 130 millones de dólares anuales (unos 120 millones de euros), ya que el 76% de sus residuos son, de hecho, reciclables.

Las empresas creadas para reciclar los neumáticos en Al Salmi están experimentando de primera mano las oportunidades económicas de esta actividad. Aldugishem, aunque no quiere dar más detalles sobre los ingresos de su planta, afirma que los mercados de Asia, como la India, son grandes clientes de sus productos reciclados, y los beneficios de las ventas a clientes locales e internacionales están ayudando a cubrir los gastos de la instalación. Del mismo modo, la planta de EPSCO Global General Trading, el primero y más grande de los tres centros de reciclaje de neumáticos, ha creado un mercado local e internacional a partir de los tres millones de neumáticos que recicla cada año. EPSCO, con 60 trabajadores encargados de clasificar y triturar los neumáticos, produce artículos para el hogar y la construcción, como alfombras, macetas, suelos y alfombras de césped artificial, tuberías y gránulos de caucho que se utilizan en la pavimentación de carreteras. “Los países vecinos del Golfo, concretamente Arabia Saudí y Qatar, dependen de nuestros productos para la pavimentación de carreteras y la construcción de estadios. También hemos ampliado las exportaciones a varios países asiáticos, entre ellos el mercado indio”, explica Alaa Hassan, consejero delegado de la empresa.

Un trabajador de la planta de reciclaje de EPSCO, en Al Salmi (Kuwait) moldeaba trozos de neumático triturados, en diciembre, en una imagen facilitada por la empresa.Un trabajador de la planta de reciclaje de EPSCO, en Al Salmi (Kuwait) moldeaba trozos de neumático triturados, en diciembre, en una imagen facilitada por la empresa.

En 2022, en Kuwait había 2.422 millones de vehículos matriculados, que, según Hassan, producen unos tres millones de ruedas al año. “Estos residuos encierran una enorme riqueza económica que no debe ser desperdiciada. Hay que aprovecharla e invertir en ella”, afirma.

Papeleo y ausencia de normativas

En junio de 2023, casi dos años después de trasladar el cementerio de neumáticos, otro gran incendio consumió casi 3.000 metros cuadrados del vertedero de Al Salmi, poniendo de manifiesto una vez más las enormes cantidades de neumáticos que aún quedan. Un año después, tras otro incendio en la zona, el director general adjunto de la Autoridad Pública de Medio Ambiente, Abdullah al Zaidan, destacó la necesidad de desarrollar soluciones ambientales sostenibles. En un comunicado de prensa tras visitar Al Salmi, Al Zaidan declaró que los neumáticos usados son “una riqueza nacional” y afirmó que las autoridades han tomado medidas para reducir la crisis de los neumáticos usados, ya sea reciclándolos o enviándolos al extranjero, según la agencia estatal KUNA.

Hammoud Al Marri, consejero delegado del grupo local Al Khair, ha participado desde el primer día en las iniciativas gubernamentales para reciclar estos neumáticos, con la vista puesta en la creación de una planta de pirólisis. Sin embargo, sus planes han sufrido retrasos, al igual que el proyecto del Gobierno de convertir el vertedero original en una ciudad inteligente y ecológica, llamada Saad al Abdallah, con 25.000 viviendas, además de transformar Al Salmi en un epicentro del reciclaje. “La planta ya está montada, incluso las colaboraciones con expertos europeos, pero llevamos cerca de dos años y medio a la espera de que se concedan los permisos”, explica Al Marri por teléfono.

El estancamiento político de este país miembro de la OPEP se considera desde hace años un factor clave que frena normativas importantes y ralentiza los proyectos de desarrollo.

“Nuestro objetivo siempre ha sido construir una planta de pirólisis para producir productos petroquímicos y carbono negro y crear una industria kuwaití de producción de neumáticos a partir de caucho reciclado. Sin embargo, no podremos hacerlo a menos que se mejore la gestión de residuos en Kuwait para garantizar la recogida y entrega ininterrumpida de neumáticos a la fábrica”, señala Aldugishem. “No podemos inyectar 30 millones de euros en equipos e infraestructuras sin antes asegurarnos de que se aplican mejores prácticas para la gestión de residuos”, recalca.

Ali Shaker es un seudónimo, ya que el autor temía las reacciones del Gobierno, dadas las actuales circunstancias políticas de Kuwait. 

Este artículo se publica en colaboración con Egab, una plataforma que trabaja con periodistas de Oriente Próximo y África.

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