De los 467 kilogramos de basura que genera cada español anualmente, solo el 38,6% adquiere una segunda vida. El resto, más de 13 millones y medio de toneladas de desechos al año, va directo a la incineradora o, en su mayoría, al vertedero. España se sitúa a la cola de los grandes países europeos en términos de reciclaje de residuos sólidos urbanos (RSU): 10 puntos por debajo de la media de los veintisiete y lejos del 69% de deshechos que se reutiliza en Alemania, el 58% de Países Bajos o el 52% de Italia.
Según recoge un informe que publica este miércoles el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) junto a la Fundación BBVA, España recicla ahora un 7% más que hace cinco años y un 32% más que hace 20, pero sigue sin aproximarse a las cifras de recuperación de residuos urbanos en las que se mueven los países europeos desde hace más de una década. Los datos de Eurostat revelan que la tasa de reciclaje de RSU de España es inferior, incluso, a la que registraba de media la UE hace 10 años, cuando ya se recuperaban cuatro de cada 10 desechos.
Respecto al total de residuos -los RSU y los procedentes de actividades industriales y sanitarias- la tasa de reciclaje escala hasta el 48% en España, pero sigue siendo diez puntos porcentuales inferior a la media que registra la Unión Europea.
Así, los residuos domésticos son los que más lastran el reciclaje en España. Solo el 7% de los desechos generados en los hogares se recicla, mientras tres de cada cuatro terminan en el vertedero y el 18% restante se quema. Los residuos sanitarios, por su naturaleza, van también a la cola del reciclaje -solo el 13% se logra recuperar-, y, pese a ser el material que concentra los esfuerzos ecologistas, solo dos de cada tres plásticos adquieren una segunda vida. En el lado opuesto, los residuos de papel y cartón, la madera y el vidrio tienen las tasas de reciclaje más elevadas, mientras la industria textil mejora en este aspecto y ya se recuperan tres de cada cuatro prendas.
A la cola en circularidad
La implantación de la economía circular en España va marcha atrás. Si en 2017 el 8,8% de los productos estaba elaborado con desechos reciclados, en 2022 esta proporción era del 7,1%. De nuevo, España se sitúa lejos de la tasa de circularidad media europea -que es del 11,5%- y de países como Francia e Italia en los que casi uno de cada cinco productos nuevos se obtiene de residuos reciclados.
Esta es, a juicio de la autora del informe, Eva Benages, la principal alarma a la que se enfrenta España. «La competencia por la extracción de materias primas está aumentando, con precios más elevados y volátiles, y a España no le conviene seguir siendo tan dependiente del exterior«, ha explicado en declaraciones a este periódico, argumentando que apostar por la economía circular podría ser una buena alternativa para obtener materias primas sin salir del país. Además de los beneficios medioambientales, Benages ha insistido en que la circularidad supone un importante ahorro económico, pues sustituye a la compra de los recursos naturales -cada vez más limitados- que se necesitan en los procesos productivos.
Detrás del fracaso de la implantación de la economía circular en España podría estar el dinero. La inversión privada destinada a actividades relacionadas con la reutilización de residuos en el país superó los 6.100 millones de euros en 2021, lo que equivale al 0,5% del PIB, cuando la media de la Unión Europea se sitúa en el 0,8%. Sin embargo, España sí va a la par con sus homólogos en términos de patentes relacionadas con la economía circular, con más de 20 ideas nuevas registradas cada año.
Además, las actividades relacionadas con el reciclaje generan cada año miles de puestos de trabajo en España. En 2021, el 2,3% de los ocupados estaba empleado en este sector, una proporción superior a la media europea y que representaba a más de 454.000 personas, la mayoría de ellas trabajando en iniciativas de I+D+i. Así, estas actividades supusieron una aportación al PIB español del 1,9%, casi 23.000 millones de euros.
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