La movilidad urbana se encuentra en el centro de la transición medioambiental, social y económica con la que se quiere hacer frente a la crisis climática. Si bien hace unos años que las empresas públicas y privadas, la administración y los investigadores comenzaron a vislumbrar cómo debe ser el futuro de las ciudades y los desplazamientos humanos, lo cierto es que todavía queda mucho recorrido por delante hasta alcanzar el ansiado net zero. ¿Ha cambiado la movilidad lo suficiente como para tener unos resultados visibles? ¿Es el transporte de personas actualmente más verde y eficiente? ¿Este cambio de paradigma supone realmente una nueva conciencia en la ciudadanía?
Para entender en qué punto se encuentra este sector y cuánto está reduciendo su impacto medioambiental, El Confidencial y Acciona organizaron un encuentro titulado Movilidad para un mundo más sostenible, emitido vía streaming para el público que quiso seguirlo en directo. La cita contó con la participación de Juan José Conde, responsable de Estrategia B2B y Desarrollo de Negocios de Movilidad de Acciona; Mariano Urraco Solanilla, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid; María José Aparicio, coordinadora general de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid; y Alfonso Sánchez Vicente, director gerente de EMT.
El primero en realizar una aproximación al tema fue Juan José Conde. Bajo su perspectiva, “la movilidad se ha convertido en un vector relevante de transformación hacia la sostenibilidad y es una pieza clave. Para lograr materializar este cambio estratégico, hay tres palancas fundamentales: la tecnología del vehículo, la conectividad y el contexto de infraestructura”, concretó. Para ampliar su análisis, el representante de Acciona comentó que “la electrificación es un gran protagonista, pero hay otros muchos cambios que vienen de la mano del tipo de vehículo. A todo ello hay que sumar que la conectividad permite acceder a la movilidad como un servicio y no tanto como un producto”. Sobre esta cuestión, aseguró que “las nuevas generaciones ya conciben el mundo alejado de la propiedad y más cercano al pago por uso de vehículo”. Respecto al contexto de la infraestructura, subrayó la importancia de “la regulación” y de que “las nuevas tecnologías se abran su espacio en el mercado”.
«La electrificación es protagonista, pero vienen otros cambios con los nuevos tipos de vehículo», J. J. Conde (Acciona)
El ejemplo sobre el terreno llegó desde el Ayuntamiento de Madrid y estuvo presente durante toda la tertulia. Por esta razón, la coordinadora general de Movilidad del consistorio explicó que “no solo basta con transformar los modos de transporte tradicionales y llevarlos hacia la sostenibilidad, sino que también se debe ganar en eficiencia”. En este sentido, aclaró que “promoviendo el uso de la bicicleta, logramos cambiar las ciudades y hacemos que sean entornos mucho más amables. El tráfico se calma y se crean zonas peatonales que invitan a caminar”. En su opinión, “es imprescindible el impulso de las administraciones públicas para que se materialicen los cambios. Es cierto que, en ocasiones, hemos sido más lentos de lo que nos hubiera gustado con respecto a las nuevas tecnologías y el sistema empresarial», reconoció María José Aparicio. Pese a todo, “la urgencia climática y el alcance del cambio cultural, nos ha obligado a adoptar medidas restrictivas que han tenido buenos resultados”, remarcó.
En consonancia con su compañera de tertulia, Alfonso Sánchez Vicente constató que “uno de los objetivos fundamentales del plan estratégico de la EMT es transformarla en una empresa verde y totalmente descarbonizada». ¿Cómo se está llevando a cabo este proceso en la capital de España? “En estos momentos, ya no tenemos ningún autobús municipal que se mueva con gasolina y, en una fecha tan próxima como 2033, nuestra flota será cero emisiones”, apuntó. “De hecho —continuó el director gerente—, todas las unidades que estamos comprando actualmente son eléctricas, siempre con la mirada puesta en finalizar este año con 400 autobuses que funcionen totalmente con electricidad”. En lo referente a otros medios de transporte que cada vez son más habituales en Madrid, precisó que “hemos transformado la movilidad ciclista de la ciudad al llevar Bicimad a todos los distritos de la ciudad. La idea es crear hubs de movilidad que integren todos los medios de transporte verdes que ponemos a disposición de los ciudadanos”.
«Trabajamos intensamente para que en 2033 toda nuestra flota de autobuses esté libre de emisiones», A. Sánchez Vicente (EMT)
Por su parte, Mariano Urraco Solanilla aportó a la mesa redonda el punto de vista académico. Así, comenzó su intervención enfatizando que “dado que la cuestión de la sostenibilidad es fundamental para el planeta, la continuidad de la especie y, en términos generales, también supone el mantenimiento de nuestro modo de vida, nos encontramos ante un posible cambio de era«. Tras este primer análisis, el profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid aclaró que “la magnitud de esta transformación es grande y exige una ola de innovación tecnológica, pero también social, que nos lleve a desarrollar nuevos modelos y pautas de movilidad, sin dejar a nadie atrás”. En base a esta afirmación, recordó que “la movilidad debe ser también considerada un derecho. Solo así podremos concebir un mundo más sostenible, justo, menos desigualitario y más amigable para todos y todas”.
Madrid cumple con la normativa
Pero si la sostenibilidad tiene un aspecto medioambiental y otro social, también tiene una vertiente económica. Para entender en qué punto se encuentra el mercado asociado a la movilidad verde, Juan José Conde expuso que “el modelo de negocio está cambiando hacia suscripciones y esto sucede porque lo facilita una conectividad de los vehículos cada vez mayor”. De esta forma, puso en evidencia que la transición energética solo puede llevarse a cabo de la mano de la tecnología: «La industria de la movilidad implica innovar y hacer inversiones muy fuertes. Es importante que demos entrada a las nuevas tecnologías, las probemos, veamos si son eficientes y, en el caso de que funcionen, debemos apoyarlas”. ¿De qué manera? El experto enumeró algunas fórmulas válidas, tales como “las ayudas fiscales o el soporte a la infraestructura. Se trata de encontrar métodos útiles para acelerar la adopción de las soluciones eléctricas. No solo se trata de coches, sino que, en los últimos tiempos, están ganando terreno otras propuestas versátiles y cómodas como los vehículos ligeros, los cuadriciclos o las motos con baterías extraíbles e intercambiables”.
«Hemos conseguido cumplir durante dos años consecutivos la directiva europea sobre calidad del aire», M. J. Aparicio (Ayuntamiento de Madrid)
Alfonso Sánchez Vicente corroboró que “las estrategias deben tener en cuenta que la inversión en sostenibilidad ha de tener un retorno positivo a largo plazo”. “Un ejemplo de economía circular es el de las baterías de nuestros autobuses”, señaló. “En el año 2019, comenzamos a apostar por esta tecnología. Aquellas baterías duraban dos horas, mientras que las más novedosas ya nos están asegurando la prestación del servicio durante todo el día. Sin embargo —añadió—, cuando agotan su rendimiento, hay que darles un segundo ciclo de vida. Esto es relevante porque, recordemos que, en las cocheras de la EMT de Madrid, se encuentran las mayores electrolineras de España”. Asimismo, el director gerente de la empresa pública quiso especificar algunas de las últimas medidas adoptadas para potenciar el transporte público de la capital y que han dado como resultado “un tráfico bastante fluido, con respecto a otras capitales similares”. Tanto es así que “con nuestras nuevas líneas Bus Rapid, los usuarios ahorran tiempo en sus desplazamientos porque tienen prioridad semafórica, ya que el autobús se comunica con los semáforos para que estos estén siempre abiertos”, destacó.
Para María José Aparicio, con esta medida y otras puestas en marcha por el consistorio madrileño, “hemos conseguido el hito de cumplir durante dos años consecutivos la directiva europea sobre calidad del aire”. La representante del ayuntamiento explicó que “llevábamos diez años incumpliéndola de forma sistemática. Ahora los niveles tanto de CO2, como los óxidos de nitrógeno, que son las dos principales preocupaciones de la normativa, están por debajo de lo exigido por la UE”, remarcó. De cara al futuro, la administración local no quiere quedarse atrás, por esta razón “en Madrid, acabamos de crear la primera comisión de movilidad aérea urbana. Es un proyecto ilusionante porque permite, entre otras cosas, trasladar material sanitario de un hospital a otro mediante drones«, concretó. Antes de concluir su intervención, la coordinadora general de Movilidad incidió en dos aspectos. El primero es que “el ciudadano debe ser consciente de lo que se está haciendo para valorar todas las iniciativas encaminadas hacia una movilidad sostenible”. Lo segundo que recalcó la experta fue que “en gran medida, el cambio cultural está viniendo de la mano de los jóvenes, quienes nos han tirado de las orejas y nos han dicho: señores, queremos seguir teniendo un planeta en el que vivir”.
«La movilidad debe ser también considerada un derecho. Solo así podremos concebir un mundo más sostenible», M. Urraco Solanilla (UCM)
Finalmente, para cerrar el encuentro, Mariano Urraco Solanilla se mostró coincidente con sus compañeros, aunque quiso matizar algunos aspectos. Por un lado, “todavía tenemos que ver hasta qué punto esas nuevas generaciones o esa nueva sociedad le da realmente un peso fundamental al medioambiente con respecto a otras cuestiones. Está claro que, si el ciudadano percibe que en esta transición está perdiendo algo, rechazará el nuevo modelo”. Es en este punto donde se puede generar un cisma, ya que “en muchas ocasiones, la población piensa que la sostenibilidad abre una brecha más, que se suma a las otras que ya existen”, opinó. Sin embargo, el profesor universitario también aclaró que “es innegable que la movilidad va a seguir existiendo como cuestión de primera necesidad porque es consustancial al ser humano. El modelo verde no debe entenderse como algo forzoso, impuesto o que implica sacrificios, sino como una llamada a la conciencia, al cambio cultural, a la preocupación por la permanencia del planeta. Eso es algo lo suficientemente poderoso como para garantizar el futuro”, concluyó.
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