Cepsa y Bio-Oils pusieron el viernes la primera piedra de la que será la mayor planta de biocombustibles de segunda generación (2G) del sur de Europa que, localizada en Palos de la Frontera (Huelva), supondrá una inversión de 1.200 millones de euros y la creación de 2.000 empleos directos e indirectos.

Esta instalación, que producirá anualmente de manera flexible 500.000 toneladas de combustible sostenible de aviación (SAF) y diésel renovable (HVO) y cuya puesta en marcha está prevista para 2026, permitirá a la joint venture formada por ambas compañías duplicar su capacidad de producción actual.

El acto de inicio del proyecto ha contado con la presencia de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, y el presidente andaluz, Juanma Moreno; Maarten Wetselaar, CEO de Cepsa, y el director general de RGE Anderson Tanoto, que gestiona un grupo de empresas manufactureras basadas en recursos naturales, entre ellas Apical y Bio-Oils, y el director ejecutivo de Apical, Pratheepan Karunagaran.

Esencial para descarbonizar

Ribera ha precisado que este proyecto encarna el compromiso de estas compañías con «la construcción de infraestructuras esenciales para descarbonizar» en un contexto donde todos coinciden en que «el gran reto desde el punto de vista de seguridad energética está en gestionar bien la respuesta al cambio climático, en asegurar una gestión adecuada de esa transición de nuestro modelo energético».

«En los últimos años hemos hecho un gran esfuerzo para reducir drásticamente las emisiones, pero sectores como la industria, el transporte aéreo y marítimo necesitan acelerar los cambios. La presencia de energías renovables en el sector del transporte está hoy en el entorno del 10 % y es un sector responsable del 30 % de las emisiones en España», ha precisado.

Inicio de las obras

Inicio de las obras de la planta de biocombustible en Huelva

Cepsa

Tras destacar la necesidad de apostar también por la descarbonización en sectores como el aeroespacial o el turístico, ha indicado que «queda mucho por hacer» porque «no solamente basta con cambiar el color de las moléculas o los electrones; las industrias que hay detrás, los servicios que hay detrás, son, precisamente, la gran oportunidad para reindustrializar y modernizar nuestro tejido productivo».

«Queremos que la atención a la cadena de valor industrial esté presente en el proceso de cambio y vamos a dedicar más de 750 millones de euros a ello, de tal manera que la fabricación de los bienes de equipo que nos permita llegar a buen puerto sean producidos en España», ha dicho.

Andalucía, preparada

Moreno, por su parte, ha destacado que se está «ante el nacimiento real de un proyecto estratégico e importantísimo» que evidencia que Andalucía y España lideran «la transición energética desde el sur de Europa».

«Esta posibilidad de liderar la revolución industrial y energética ya en marcha representa una oportunidad histórica no solo para Andalucía, sino para el conjunto de España», ha dicho.

El presidente de la Junta de Andalucía ha dejado claro a otros inversores más allá de Cepsa, a la que ha agradecido su compromiso con la región, que «Andalucía está lista», para convertirse «en gran productora y distribuidora de energía limpia del continente» y desempeñar ese papel para el que se prepara «concienzudamente para tener esas capacidades».

Para el transporte por tierra, mar y aire

Los biocombustibles 2G, producidos a partir de desechos agrícolas o aceites usados de cocina, son una solución energética basada en la economía circular que permite descarbonizar el transporte por tierra, mar y aire, de manera inmediata, sin necesidad de cambiar los motores actuales.

La nueva instalación que se construirá con la última tecnología para la producción de combustibles renovables tendrá un mínimo impacto ambiental. No consumirá agua dulce, sino que solo utilizará aguas recuperadas.

Gracias al consumo de hidrógeno renovable, electricidad 100 % renovable y a diferentes sistemas de recuperación de calor y eficiencia energética, emitirá un 75 % menos de CO₂ que una planta de biocombustibles tradicional y está diseñada para lograr las cero emisiones netas en el medio plazo.

Así lo ha destacado Maarten Wetselaar para quien hoy se comienza «a materializar el primer gran hito de la estrategia Positive Motion con la construcción de un proyecto estratégico para España y Andalucía» que le permitirá ser «un referente europeo en el campo de las moléculas verdes y facilitará la descarbonización inmediata de sectores no electrificables, como el transporte aéreo».

Por su parte, Pratheepan Karunagaran ha señalado que «se espera que la producción mundial de SAF se triplique en 2024, en comparación con los niveles de 2023, alcanzando 1,5 millones de toneladas».

«Sin embargo -ha proseguido-, la disponibilidad de materias primas sostenibles sigue siendo un reto para muchos países. Nuestra planta de biocombustibles 2G con Cepsa, que será la mayor instalación de producción de combustible de aviación del sur de Europa, es un excelente ejemplo de cómo los agentes del sector pueden unirse para fomentar el potencial del SAF y aumentar su adopción de forma asequible».


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