En un mundo en el que la tecnología avanza a pasos agigantados, el problema del desperdicio electrónico se ha convertido en una preocupación global. Según señala la Fundación Ecolec, en 2023 se generaron 111.864 toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.
Tenemos que ser conscientes de que los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) no solo representan una amenaza para el medioambiente, sino que también subrayan un modelo de consumo insostenible. En este contexto, las medidas adoptadas por diversos países para fomentar la reparación y reutilización de equipos electrónicos son un halo de esperanza que debemos considerar seriamente.
En Europa se han implementado políticas que buscan reducir la generación de RAEE y fomentar la reutilización. En 2022, se amplió el plazo de garantía de los dispositivos electrónicos a tres años, un paso significativo hacia la creación de un entorno en el que la reparación sea una opción viable y preferida para los consumidores. Este enfoque no solo promueve la sostenibilidad, sino que también impulsa un uso más eficiente de los recursos al reforzar el reciclaje de materias primas críticas contenidas en los residuos electrónicos.
Además, las leyes europeas también han establecido la obligación de recoger separadamente los RAEE, asegurando que los dispositivos obsoletos se gestionen de manera adecuada y no terminen en vertederos. Los fabricantes tienen la responsabilidad de financiar la gestión de los residuos provenientes de sus productos, una medida que incentiva a las empresas a diseñar productos más duraderos y fáciles de reparar.
Por ejemplo, Francia introdujo en 2021 un índice de reparabilidad para los productos electrónicos, permitiendo a los consumidores saber qué tan fácil es reparar un dispositivo antes de comprarlo.
El pasado mes de abril, el Parlamento Europeo aprobó medidas que refuerzan el «derecho a reparar» de los consumidores. Estas políticas aclaran las obligaciones de los fabricantes de ofrecer servicios de reparación oportunos y rentables.
Además, los consumidores deben ser informados sobre su derecho a la reparación, y los bienes reparados pueden beneficiarse de una extensión de garantía de un año adicional. Esta normativa incentiva a los consumidores a elegir la reparación en lugar de la sustitución, prolongando así el ciclo de vida de los productos.
Otra idea interesante sería considerar la eliminación de impuestos sobre los servicios de reparación y los productos reacondicionados. Esto reduciría los costes para los consumidores y haría que la reparación sea una opción más atractiva y accesible.
Además, enviaría un fuerte mensaje sobre la importancia de la sostenibilidad y el consumo responsable. Según un estudio del Parlamento Europeo, la eliminación de los impuestos en los servicios de reparación podría aumentar la demanda de estos servicios en un 30%, generando miles de empleos en toda Europa. Por eso, los gobiernos tienen la oportunidad de liderar el cambio hacia un modelo de consumo más sostenible y responsable, y la eliminación de impuestos es un paso crucial en esa dirección.
Si solo en 2023 ANOVO alargó la vida de más de 5 millones de dispositivos electrónicos, con medidas como la eliminación de impuestos, el volumen de equipos gestionados para alargar su ciclo de vida crecería aún más. ANOVO tiene un fuerte compromiso con la sostenibilidad y la prolongación de la vida útil de los dispositivos electrónicos, contribuyendo así a la reducción de residuos electrónicos y al cuidado del medioambiente.
En conclusión, las políticas a nivel europeo son un ejemplo a seguir. Fomentar la reparación y reutilización de equipos electrónicos no solo es beneficioso para el medioambiente, sino que también promueve un modelo de consumo más sostenible y económico.
Es hora de que los gobiernos apuesten decididamente por llevar a cabo medidas, como podría ser la eliminación del IVA en España, para hacer de la reparación una opción viable para todos. Sólo a través de un esfuerzo conjunto podremos avanzar hacia un futuro más sostenible y equitativo.
***José García es CEO de ANOVO.
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