El nuevo sistema de trazabilidad, que debía entrar en servicio este 1 de julio es “ineficiente”, se quejan los sectores implicados en su manejo
Fuente La Vanguardia: Pinche aquí para acceder a la noticia publicada
La plataforma electrónica (que debía operar desde este 1 de julio) es un instrumento técnico que persigue garantizar la información sobre la trazabilidad de los residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos, de manera que pueda saberse en todo momento el origen del aparato hasta el lugar de destino final donde va a ser tratado como residuo, incluyendo los puntos donde se hace acopio o un almacenamiento.
Este es un control concreto de cada residuo específico que implica a los puntos limpios (“deixalleries” y tiendas de electrodomésticos).
¿Dónde se recogen estos desechos?
Hay que tener en cuenta que la recogida de los residuos de los aparatos electrónicos se produce cuando el consumidor compra un electrodoméstico (lo que le da la posibilidad de entregar el equipo viejo a cambio del nuevo), o cuando entrega el equipo viejo (sin necesidad de comprar un nuevo) siempre que el comercio tiene más de 400 metros cuadrados. En otras ocasiones, el equipo se entrega al punto verde o “deixalleria”. Todos estos desechos pasan por diferentes pasos (incluyendo el transporte y el almacenamiento temporal) hasta que llegan a las plantas de tratamiento donde se produce el reaprovechamiento de los distintos materiales.
La entrada en funcionamiento de la plataforma electrónica comporta que el primer receptor de estos aparatos (la tienda, la “deixalleria”…) debe identificarlos, colocarles una etiqueta de acuerdo con la información correspondiente e introducir todos estos datos en los campos definidos en dicha plataforma.
Farragosa e ineficaz
Sin embargo, los sectores que intervienen en toda esta cadena de custodia dicen que todo el procedimiento es farragoso e ineficaz. Lo creen así las asociaciones de comerciantes, fabricantes, recogedores, gestores y sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor (Scrap). Este último sector reúne a los fabricantes, quienes están asociados, puesto que, como responsables de poner este producto en el mercado, deben financiar la recogida selectiva para propiciar su reciclaje.
La opinión de estos sectores es que “la plataforma es un magnífico instrumento para garantizar la trazabilidad; es algo que llevamos años reclamando, pero el diseño de su programa informático no es eficaz”, según explica Andreu Vilà, director general de la Fundación Ecotic, uno de los 12 Scraps que se encarga de gestión estos aparatos usados.
Otra de las críticas que se hacen es que toda la gestión se tiene que hacer manera manual, punto por punto y aparato por aparato, lo constituye una tarea muy engorrosa, y para la cual no están preparados los comercios, sobre todo los de menor tamaño. Por ello, se reclama un volcado masivo para aliviar la burocracia administrativa.
Nivel de carga desproporcionado
Etiquetar manualmente millones de unidades implica, según explican, un nivel de carga de trabajo completamente desproporcionado y no escalable. Dado que una planta que puede recibir cientos de aparatos al día -muchos de gran tamaño como lavadoras, frigoríficos o televisores- “colocar etiquetas una a una consume tiempo, personal y recursos imposibles de sostener”, sostienen.
Hay que tener en cuenta que en Catalunya se recogen al menos 47.000 toneladas de RAEE y unos 400.000 toneladas en toda España, es decir 40 veces más que lo que pesa la Torre Eiffel (unas 10.100 toneladas), si contabilizan los datos de 9 de las 12 Scraps.
Delegar las funciones
La tarea de etiquetar estos productos se hace compleja en los pequeños comercios, que carecen de recursos técnicos y humanos, por lo que se reclaman que estas funciones puedan ser delegadas a las asociaciones empresariales territoriales, que sí tienen medios para ello.
Y en el caso de las televisiones usadas se reclama que los etiquetados sean por bloques o por contenedor, en lugar de etiquetar cada aparato (aunque sí se mantendría la etiqueta para frigoríficos y lavadoras).
Igualmente, señalan que “la plataforma no reconoce adecuadamente los nuevos códigos de instalaciones autorizadas, se reportan errores técnicos, validaciones rígidas y falta de sincronización con otros sistemas (como plataformas autonómicas)”. También han detectado problemas de duplicidad documental, dificultades para corregir errores o reportar residuos mezclados y se bloquea con frecuencia. Además, dudan que los puntos limpios (o deixalleries) tengan capacidad de etiquetar y subir la información a la plataforma.
Fuerte impacto económico
Mientras la memoria oficial de impacto económico hablaba de una reducción de costes y cargas administrativas, los agentes implicados denuncian lo contrario: “Los costes administrativos se están comiendo los escasos márgenes que obtienen por el reciclado de algunos RAEE. Se estima un sobrecoste de gestión de unos 60 €/t que podrá acabar recayendo en el consumidor”, indica Victoria Ferrer, directora general de Gremi de Recuperacio de Catalunya.
“Las plataformas electrónicas están demostrando que la digitalización, en lugar de reducir la carga administrativa, la está incrementando notablemente. Solicitan una cantidad de información muy importante, la capacidad de tramitación es limitada (no son ágiles) y no hay un plan B para cuando no funcionan”, añade Victoria Ferrer. “Todo esto se podría haber solucionado de otra forma menos gravosa”.
Un total de 25 organizaciones empresariales han solicitado reunión urgente con el secretario de Estado, Hugo Morán, pero solo han obtenido una breve respuesta por escrito que consideran insatisfactoria.